Ya sea para el uso personal, en el hogar o en la oficina, todos disponemos de dispositivos electrónicos y electrodomésticos que hacen más fácil llevar a cabo las actividades rutinarias. Todos estos aparatos y dispositivos si bien durante su vida útil son soluciones, cuando han cumplido su funcionalidad o se ha dispuesto en el mercado productos con mejores características, es importante hacer una disposición adecuada por dos razones: la primera, algunos de sus componentes suelen ser altamente contaminantes y pueden afectar el agua, el aire o el suelo; y, la segunda, muchos de sus componentes pueden ser recuperados para ser nuevamente utilizados como materias primas y evitar una nueva extracción, sobre todo de los recursos naturales no renovables.
Reducir los RAEE
La extracción de materias primas para la producción de dispositivos eléctricos o electrónicos exige una actividad extractiva con grandes impactos al medioambiente tanto por la degradación de los recursos no renovables requeridos, así como por las prácticas extractivas que pueden afectar los ecosistemas. Además, los residuos de aparatos eléctricos y electrónicos son considerados como especiales por el complejo proceso al que deben ser sometidos para la recuperación de sus componentes, además exigen tratamientos especiales los componentes tóxicos que deben ser desechados.
Teniendo en cuenta el modelo económico en el cual vivimos, el mercado y la publicidad ponen a nuestra disposición una gran cantidad de estos productos que varían en calidad, funcionalidad y precio. Como usuarios de estos, es nuestro deber saber elegirlos pensando tanto en nuestras necesidades y los beneficios que nos brindan, así como en nuestra economía y, no menos importante, su durabilidad y posterior disposición.
Es mejor, en la medida de lo posible, apostarle a un producto que sea de mejor calidad así implique hacer una inversión más alta. Un producto fabricado con materiales de menor calidad y, en el caso de la tecnología, con menor capacidad y rendimiento, tiene más probabilidad de deteriorarse en el corto plazo, así como de verse afectado por la obsolescencia debido a los acelerados cambios que la tecnología y la industria del software hacen constantemente.
Clasificación de los RAEE
Aunque, en general, los RAEE se clasifican entre los dispositivos eléctricos y electrónicos de uso domestico y los de uso industrial, a continuación, se presentan tres categorías que en Colombia es importante tener en cuenta al momento de hacer su disposición final. Es importante identificar el responsable de recuperar los RAEE y, en esa medida, los canales que ha dispuesto para hacerlo.
Computadores y periféricos
La disposición de computadores y periféricos a sido regulada en Colombia en la Resolución 1512 de 2010 y considera a los “sistemas informáticos personales: computadores personales (incluyendo unidad central, ratón, pantalla y teclado) y computadores portátiles (sistema integrado de unidad central, pantalla y teclado); Impresoras”. Es importante consultar los programas posconsumo de residuos electrónicos o sistemas de recolección selectiva y gestión ambiental de residuos de computadores y/o periféricos para hacer su disposición.
Lámparas/bombillas ahorradoras
La Resolución 1511 de 2010 es la que regula la disposición final de lámparas/bombillas ahorradoras y las clasifica como residuos especiales al contener gases que mezclan en pequeñas cantidades sustancias tóxicas como el mercurio y el argón. Para su disposición, se recomienda consultar programas de posconsumo de bombillas y los sistemas de recolección selectiva y gestión ambiental de residuos de bombillas.
Pilas y acumuladores portátiles
Las pilas y acumuladores contienen componentes que pueden resultar tóxicos para la salud humana y el medio ambiente como lo son mercurio, plomo y cadmio. Para su disposición se recomienda consultar los programas de posconsumo de pilas o sistemas de recolección selectiva y gestión ambiental de residuos de pilas y/o acumuladores, regulados por la Resolución 1297 de 2010.
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